ANTIPOEMA CON TELARES
I
La tuerca de tus insultos apretó mi locura
para recordarme que puedo ser un ignorante
y aporcadura echaste sobre mi alma de fantasía.
Ahora los miedos de tus lodos me persiguen
por viciarme de tus ojos al restregarte mi ternura.
Por espartos, sin socorro rozo un paraje y advierto
abestiado a cómodos divanes de la psicología.
Gilipollez, dureza, ansia y sofoco se ensañan
por tus insultos y tinglados a mis cardos.
Y sin conocerme porque no sabes como clavo
las espinas que sangro; demoníaco petardo.
Y tú, insultándome, anestesiándome a tu báculo,
insertado a tu pincho, contubernio; altiva, antropoide,
que me jodes de rabiar,
porque te crees una santa.
(Insultos...)
II
Supiste insultarme estos días y a mis
surrealistas locos antipoemas
como un mal prólogo, mujer dura como el pedernal,
pero no conseguirás mi abatimiento
cuando tanto te admiran mis sentimientos
con canela en rama por mis buenos versos,
porque tengo educación y no te quiero mentir,
jamás te engañé poetisa,
como tú a mí,
con tus mentiras,
sin explicaciones
que ya no las necesito...
(De licenciada...)
III
Tu mente fractal; Kropotkin por cerebro,
de apoyo mutuo que vas pregonando,
vas pregonando cuando está todo inventado,
como aquellos días bordados en mi bloc,
transparente amistad de esbozo al reposo...
Y viví, en tu intranquilidad sin calma
porque te cosió mi angustiada alma.
¡Lo lograste histriónica, acróbata...!
(Ahuecando por gerundio...)
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